INTRODUCCION 

 

Uno de los recuerdos más antiguos que conservo de mi infancia, es el del sepelio del Dr. Oswaldo Baca Mendoza, gran amigo y camarada de mi padre. Recuerdo haber visto el numeroso cortejo fúnebre de quien se decía que fue un sabio cusqueño. Ese día mi madre refirió que cuando estudiante, le había tocado dar el examen de Química ante un jurado presidido por el Dr. Baca; por temor, la mayoría de las alumnas, pedían voluntariamente su aplazamiento; mi madre había pedido dar el examen; la pregunta fue: ¿Cuáles son los gases raros?. Que mi madre había contestado con éxito. Desde entonces yo también memoricé los nombres de esos elementos. 


Muchos años después revisando la biblioteca de mi padre, en busca de lecturas científicas que satisficieran mis ansias de conocimientos de Química, encontré el folleto que aquel científico había obsequiado a mi padre, con una dedicatoria de su puño y letra. Era su libro “Leyes Genéticas de los elementos químicos y Nuevo sistema periódico”; tenía en su interior, tres tablas de papel doblado que mi padre hizo rodar sobre una mesa. Una de ellas tenía como dos metros de longitud. “Estos son los descubrimientos del Dr. Baca” dijo, sin poder explicarme casi nada de esa ciencia infernal de símbolos, reacciones y números que a él no le hacían ninguna gracia, excepto, que aquel autor había dividido la naturaleza en dos mundos uno material y otro anti-material. Como intelectual, y coleccionista de cristales y minerales, mi padre intuía que este era un gran aporte a la ciencia y, sobre todo, al materialismo científico, del cual, por entonces, yo no conocía nada. Recuerdo que muchas veces busque el folleto para mirarlo y observarlo en la intimidad de mi habitación, comparando con las tablas químicas que había conseguido, cuando mi padre, tan cuidadoso de sus libros, lo notaba, yo lo devolvía de inmediato, para volverlo a sacar, después. Así, poco a poco el folleto termino siendo de mi propiedad. 
Ya cuando cursaba el tercero de secundaria, cuando el profesor Hildebrando Montesinos Mendoza, sobrino del sabio, nos habló de la tabla periódica de su tío, que probablemente, de entre mis condiscípulos, sólo yo conocía. Pero seguimos de largo estudiando la Tabla periódica común y corriente. En el cuarto año el profesor Edgardo Mendoza Luna, (no se si pariente del científico), nos adiestró en el dominio de la distribución electrónica de los elementos, dictándonos las reglas que aprendimos con inusitada voracidad. 


En el quinto año, casi olvidé lo aprendido, pese a que el aula de otro profesor, también de apellido Mendoza, poseía pintada en el muro frontal, encima de la pizarra, la tabla del Dr. Baca Mendoza, con sus bínodos y su peculiar forma escalonada, como el símbolo escalonado de los incas que mi padre había mandado perfilar en la cabecera de madera de su cama. No recuerdo si ese profesor que se divertía hostilizando a los alumnos, nos explicara algo de la tabla del Dr. Baca. 


Ya en la universidad, estudiando la carrera de Ingeniería Química y pataleando con los primeros cursos desaprobados, pude escuchar algo más de la tabla de Baca Mendoza, en las clases magistrales del Dr. Lionel Cano Azurín. 
Con el tiempo, leyendo Materialismo Dialéctico y escribiendo biografías de autores e intelectuales cusqueños, me dispuse a estudiar la vida y obra del sabio cusqueño. 


Mis apuntes, muchos de ellos hechos en humildes papeluchos, que conservé, felizmente, con fechas, datan de los años 89 o 90. Y, auque, ahora (junio del 2002) en que los retomo y selecciono, ya pasó más de una década, sin saber de ellos en todo ese tiempo, pues los había coleccionado en los borradores de un libro que pensaba escribir sobre la Dialéctica Materialista en las ciencias naturales, influido por mis lecturas de las obras de Engels. Pero, en todo ese tiempo, vinculé mis pensamientos, mis lecturas y especulaciones al enigma de la tabla del Dr. Baca. Así crecieron las ideas y se abrieron paso hasta dar este fruto. 


Confieso que nunca me convenció la Tabla Periódica modificada de Mendeleiev-Lothar Meyer, que usamos en nuestros estudios, no me parecía lógico el desbarajuste de trozos que la conformaban, se decía periódica, pero no había una expresión matemática ni una explicación coherente de tal periodicidad; no tenía la belleza y pulcritud del sistema del Dr. Baca Mendoza. Sin embargo, en esta nueva tabla, también habían algunos defectos que durante años busqué corregirlos y complementarlos. 


Siempre me sedujo la idea de que la formación de los elementos y su tabla periódica, que es una especie de fórmula o plantilla explicatoria de toda la materia existente en el universo, debía obedecer, como en todas las ciencias, a leyes simples y perfectas, y que la dificultad radicaba en encontrarlas. Aprovechando tiempos libres y la estabilidad económica que me brindó mi trabajo de instructor del SENATI, pude hurgar un poco sobre las leyes de mi ilustre paisano y creo haber hallado algo de importancia, quizás, algo ya descubierto por otras mentes más diligentes y estudiosas que yo. Talvez, ya se explicaron y publicaron y mi ignorancia me hace creer que son novedades. Aún a ese riesgo, es mi deber dar a conocer públicamente esta obrita, con el objeto de engrandecer y honrar la memoria del investigador cusqueño y de mis propios maestros. 


La serie periódica de los elementos químicos fue desarrollada desde antaño, casi por intuición por investigadores científicos como Lavoisier, Dumas, Alexander o Emile Chancourtoix (1820-1886) Este último, desarrolló en 1862 una “hélice telúrica” o Vis tellurique, que era una espiral enrollada en un cilindro, que graficaba las semejanzas y propiedades similares de los elementos de los tres primeros períodos, pero, al pasar al cuarto período la espiral dejaba de ser congruente. En seguida John Newlands (1837-1898) en 1864, ordenó los elementos en atención a sus pesos atómicos y dejando de lado al Hidrógeno (el Helio no era conocido aun) descubrió que las propiedades de los elementos siguientes se repetían después del octavo elemento, como en las notas musicales (lo que Baca Mendoza ordenó como el primer bínodo); mas, para el cuarto y quinto período las octavas fallaron. Lo mismo pasó con el trabajo del gran sabio ruso Dimitri Ivanovich Mendeleiev, quién en 1869 publicó una tabla con el concepto de que las propiedades de los elementos son funciones periódicas de sus pesos atómicos. La tabla consta de 63 elementos conocidos en su época, colocados por filas y columnas, dejando lugares vacíos para elementos que sospechaba, no habían sido aún descubiertos. La regularidad de la tabla de Mendeleiev se vió afectada por el descubrimiento del Helio. El enunciado del investigador ruso, referido a que las propiedades de los elementos son funciones periódicas de sus pesos atómicos, es sólo literal, cualitativo y empírico. Hasta que Baca Mendoza lo formulara en términos matemáticos o cuantitativos con su ley de serie infinita: Z = K + [ 1 ( n ) ]; para K = 1 y n que toma valores enteros. En conceptos estructurales de la teoría de Levi Straus, esta Ley genera la secuencia sincrónica de los elementos. En ese mismo año (1869), el químico alemán Julios Lotear Meyer, propuso una tabla similar, en base a las investigaciones del peso de los elementos y sus propiedades físicas. Ambos científicos, conjuntamente, propusieron en 1871 una tabla que modificada ha venido siendo usada hasta hoy. 
 
Esa tabla agrupa a los elementos en siete períodos. El primero tiene dos elementos; el segundo y tercero, cada uno posee ocho elementos; el cuarto y quinto período, tiene 18 elementos por período y, finalmente el sexto y séptimo períodos contienen 32 elementos cada uno, de estos todavía algunos son desconocidos. 
No hay en alguna obra o texto que yo conozca, a excepción del trabajo del Dr. Baca, una relación matemática que limite o periodifique la serie infinita de elementos, de modo que la periodificación es sólo empírica, como resultado de los hechos conocidos y sustentada en valores experimentales. 
Esa Ley, modificada de la que postuló Oswaldo Baca, es la que presento en este trabajo, con una expresión matemática que limita y periodifica en cantidades exactas y finitas, los elementos: 


P = 2 (1²,2²,2²,3²,3²,4²,4²,5²,5²,6²,6²,7²,7²…) P = 2, 8, 8, 18, 18, 32, 32, 50, 50, 72, 72, 98, 98,…8  

En lo que respecta a los grupos o series verticales, la tabla de Mendeleiev- Lotear Meyer (modificada) en su forma larga, considera los grupos A (gases inertes o grupo cero) y los grupos de transición B (IIIB, IVB, VB, VIB, VIIB, ¡Tres! Grupos VIII) y grupo IB, IIB. Separados de la tabla están los elementos de transición interna: 14 lantánidos (58Ce al 71Lu) y 14 actínidos (90Th al 103Lw), como huéspedes extraños de la tabla, pues no se les halló lugar entre el 57La y el 72Hf, ni entre el 89Ac y el 104Ku?), y se encuentran confinados en algún “hueco” incomprensible, ideado entre esos elementos, por lo tanto era una tarea el alojar cómodamente a esos convidados intrusos de la tabla de Mendeleiev-Lothar Meyer y eso hizo Baca Mendoza.. La acción combinada de la ley periódica o de la limitación de los períodos y la ley de formación de grupos, ambas formuladas por Baca Mendoza y modificadas por el autor de este estudio, racionalizan, y definen tanto cuantitativa como cualitativamente la formación o la genética de los elementos; su periodicidad y formación de grupos o secuencias. En efecto una variación de otra Ley del Dr. Baca, agrupa a los elementos en series verticales o diacrónicas, completando el cuadro del crecimiento secuencial, periódico, es decir armónico de la generación de elementos en al tabla periódica. La ley está expresada como: 


Zg = Z + [2 ( 0 + 1 + 2² + 2² + 3² + 3² + 4² + 4² + 5² + 5² + 6² + 6² ….) 

Al conformar con esta ley los grupos verticales de la tabla se muestran, también las semejanzas entre elementos, pero de modo especial, la semejanzas de los pares formadores de los bínodos escalonados, puesto que, entre columnas de bínodos la congruencia es limitada, por causa del crecimiento de dentro hacia fuera, de las transiciones, por bloques, salvo al tomar la forma B (Fig…B) de la tabla que proponemos, en la cual los bloques de las transiciones son verticalmente congruentes. La forma artificiosa y desordenada que presenta la tabla tradicional de uso corriente se debe a factores tales como: 
1º. La idea generalizada y aceptada acríticamente de que todos los elementos de los distintos períodos o niveles deben sujetarse a las características de los ocho grupos de los períodos dos y tres (esto como reminiscencia de las octava de Newlands); cuando, en realidad por el crecimiento del número de elementos normado por la ley de generación o emergencia de las transiciones, que exponemos en este trabajo, los períodos pareados o binódicos, crecen por bloques establecidos por la serie 
2, 6, 10, 14, 18, 22,…. 

Expuestos como sigue: 


2, 6 
2, 10, 6 
2, 14, 10, 6 
2, 18, 14, 10, 6 
2, 22, 18, 14, 10, 6 
Donde podemos ver que emergen las transiciones de cada período después de los dos metales alcalinos que inician los períodos. 
 
De modo que la química del primer período está restringida al 1H y al gas raro 2He, con todos sus casos variantes como los isótopos Deuterio, Tritio y Protio. Lo que nos muestra que el lugar ocupado por un elemento en la tabla “es, más bien, una zona”, como postula S. Libedinski en su libro, varias veces citado en esta obra. En los niveles dos y tres o primer bínodo, encontramos que del 3Li hasta el 6C son elementos sólidos; desde el 7N al 10Ne, son gases. Sólo el 3Li tiene carácter básico básico, el 4Be es anfótero, (ambos corresponden al par inicial s), mientras que, desde el 5B al 9F (confortantes de la primera transición de elementos p) son ácidos y el 10Ne es un gas inerte. 


Pese a la periodicidad perfecta entre los 16 elementos del segundo y tercer nivel, tienen variaciones en sus propiedades del 11Na hasta el 16S son sólidos, el 17Cl y el 18Ar son gases el 11Na y el 12Mg son metales alcalinos de carácter básico (del par de elementos s); el 13Al y el 14Si, iniciales de la transición p, son anfóteros; el 15P, 16S y 17Cl, tienen carácter ácido, son no metales; el 18Ar. Es un gas inerte. En este bínodo sólo se presenta regularidad de propiedades en los pares extremos, (3LI, 11Na), (9F, 17Cl) y (10Ne, 18Ar).En los otros pares hay variación de propiedades y se observa cómo de un período a otro ha habido desplazamiento o aumento del número de elementos sólidos y el número de elementos metálicos y anfóteros.

 
Los períodos cuarto y quinto o segundo bínodo están conformado por 6² = 36 elementos; 2(3² ) = 18 elementos por período. Del 19K al 34Se, con excepción del 31Ga son sólidos; el 31Ga y el 35Br son líquidos y el 36Kr es gas inerte. El 19k y el 20Ca, metales alcalinos del par s; y entre los elementos de la transición d, de 10 elementos, el 21Sc y el 28Ni y 29Cu son metales de carácter básico; el 22Ti, 23V; 26Fe, 27Co y 30Zn, 31Ga y 32Ge, son anfóteros. El 33As, 34Se,y 35Br son elementos de carácter ácido. En estas transición aparecen elementos metálicos ¡de carácter ácido¡ como el 24Cr y el 25Mn, que producirán cromatos, manganatos y permanganatos entre sus sales. 
Los elementos del quinto período son sólidos excepto el gas raro 54Xe. El 37Rb, 38Sr. (del par s), el 39 Y, 46Pd, 48Cd, son básicos; el 40Ir, 45Rh, 47Ag, 49In y el 50Sn, son anfóteros. El 41Nb, 43Tc, 44Ru, 51Sb, son metales con carácter ácido, (se conocen los antimoniatos por ejemplo). El 43Tc no existe en la naturaleza, no sabemos por qué causas y fue creado artificialmente por el hombre. El 52Te y 53I son nometales de carácter ácido. 
Los elementos de los períodos sexto y séptimo son 2(4²) = 32 pares de elementos o un tercer bínodo de 8² = 64 elementos. Tienen otras novedades, el primero de la serie 55Cs y el 80Hg son metales líquidos; el resto, excepto el 86Rn, son sólidos; El 55Cs y el 56Ba (del par s) y todos los 14 elementos de la transición f, o lantánidos, del 57La al 71Lu y el 77Ir, 78Pt y 81Tl, son metales de carácter básico, mientras que el 72Hf, 79Au, 82Pb y el 84Po son anfóteros (existen aureatos y plumbatos). El 73Ta, 74W, 75Re, 76Os y el 83Bi, son metales con carácter ácido (hay wolframiatos, bismutatos como sales). El 85At, debe tener carácter ácido; el 61Pm fue creado artificialmente y el 86Rn es un gas inerte. 


En el séptimo período el 87Fr. Es líquido, el 88Ra, es radioactivo, ambos corresponden al par inicias de elementos s; la transición f de 14 elementos que inicia el 89Ac y los actínidos 90Th, 91Pa y 92U, son sólidos metálicos. Los últimos que tienen existencia natural y son estables. Los siguientes son artificiales, creados por la ciencia, (desde el 92Np hasta el 105Hh?) los elementos 106 al 118 son desconocidos. 
Hay que agregar que el 87Fr y el 88Ra, son sólidos; el 90Th, 91Pa, tienen carácter ácido y el 92U, 93Np y el 94Pu, son anfóteros. 
Toda esta explicación se hará, sin duda más lúcida y se enriquecerá con el estudio que presento, el cual servirá para una mejor interpretación de las propiedades y funciones de los elementos químicos, a partir de sus leyes genéticas y relaciones simples que rigen su generación y desarrollo el carácter profundo radica en las leyes de la formación de orbitales y niveles electrónicos, de cómo, en los espectros de los átomos ionizados los niveles p, d, f, g...son dobletes no así el nivel s, por causa del spín electrónico como lo previó, genialmente, Baca Mendoza. 
Después de estas disquisiciones etéreas sobre la materia, vuelvo a mi arcilla, a modelar poesías, y vestir de colores de engobes y esmaltes, criaturas que eternizarán mis prosaicos ímpetus en busca de la banal inmortalidad. 
 

Cusco, 21 de noviembre del 2002. 
 

El autor